Tener a Pree en Lima fue muy emocionante en todo momento. Luego de haber viajado dos veces a Brasil, ya podía conocer algo mejor el entorno de Pree, a sus amigos y familia. Para mi fue algo gradual, para ella, vino todo de golpe, mis padres, mis amigos, mi casa y costumbres, lugares a los que voy en Lima. Siempre pensé que Lima turísticamente es algo aburrida, y por suerte para mi, pude encontrar pasajes baratos a Cusco y llevar a Pree a conocer uno de los mejores lugares del planeta: Machu Picchu. Eso puede compensar la tragedia sangrienta en el estadio, o el gusto de nosotros los peruanos por el pescado, que Pree no disfruta nadita.
Llegué tarde al aeropuerto, unos pocos minutos tarde, pero Pree ya estaba ahí y fue ella quien me sorprendió de espaldas, y cuando nos vimos nos dimos un caluroso beso y un más caluroso abrazo, esa sensación tan plena de abrazar a quien amas y no puedes ver siempre. Y hasta el día de hoy sigo sintiendo eso. Después de regatear algunas decenas al taxista nos enrumbamos para mi casa. En el camino Pree iba descubriendo Lima, desordenada, ingrata con el clima, pero hermosa en su propio entender. Le iba indicando, entre beso y besotes las avenidas y calles principales, Av La Marina, Av. Faucett, Av, Javier Prado, etc.
Llegamos a casa luego de sortear el inclemente tráfico de Lima al mediodía. En casa, mi mamá recibió a Pree, con un ramo de flores, que ella dijo que era de mi parte, jajaja, pobre Pree cuando descubrió que mi mamá las había comprado. Le enseñé toda la casa y aunque esté viejita, siempre es acogedora. Había algo de bocaditos para Pree y por ahí un tamal (que en Brasil es Pamonha, gracias Meire), y Pree le tomó una fotografía, y esa fue su primera foto en Lima.
(continuaré pronto bebezinha...)
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